Pérdidas de producción pasaron de un 60% a un 10%

  • Trabajo coordinado en control de mosca de la fruta permite que se ofrezcan naranjas más sanas. 
La cooperativa Coope Cerro Azul, que agrupa aproximadamente 100 caficultores guanacastecos, quienes en los últimos años también han incursionado en el cultivo de la naranja, trabaja en el control de la mosca de la fruta en coordinación con el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE), la empresa privada, y técnicos regionales del MAG, lo que permitió bajar las pérdidas ocasionadas por esta plaga del 60% a un 10%, afirmó Jaime Salazar, gerente de la cooperativa.

“Las larvas dañan la fruta, se baja la productividad y alejan al cliente del producto, lo hemos entendido todos, trabajamos en conjunto organizaciones sociales y el gobierno, entre todos podemos hacer grandes cosas”, manifestó Salazar.

Tanto la naranja como el café son hospedantes de la mosca de la fruta. Cuando el fruto cae hay que recogerlo, ponerlo en bolsas plásticas y exponerlo al sol para que la mosca no se reproduzca. Además el SFE pone a disposición parasitoides para controlar la población de moscas, es un método biológico que ha reducido de forma muy significativa esta amenaza para las plantaciones, agregó el productor.

El SFE estudia la población de mosca en la plantación, la identifica y además reproduce los parasitoides, éstos son enviados a los productores en bolsitas y se distribuyen en la plantación. Para Salazar cualquier actividad tiene que respetar los procesos productivos, dejando la parte química como la última opción. 

Las fincas de café se diversificaron con éxito con naranja y otros productores inician en la actividad. Es fruta para comer, no para jugo. Sale al mercado entre mayo y junio cuando hay menor oferta de naranja en el mercado. “Es un cultivo muy rentable, naranja para mesa. También estamos trabajando en vivero protegido, para ofrecer árboles sanos, pensando en grande en una zona marginal, donde se necesitan opciones para que el productor crea nuevamente en el campo y se desarrolle en la zona rural”, puntualizó Salazar. 

“Cuando entramos a la zona había un daño en la producción estimado en un 60 a 70%, ocasionado por la plaga mosca de la fruta, del género Anastrepha ludens, conocida como la mosca mexicana. Habían frutas que contenían hasta 9 o más larvas. Gracias al trabajo en conjunto se logró inicialmente capacitar a los productores de esta Cooperativa, que mayormente son pequeños, en el manejo integrado de la plaga. Los resultados son halagadores, hoy las pérdidas alcanzan un 10% o menos, representando esto un importante ingreso económico para estas familias. La actividad citrícola sigue en crecimiento y se requiere el apoyo continuo para mantener la baja prevalencia de la plaga. Así mismo, estamos trabajando en conjunto con el PITTA-cítricos, que involucra a varias instituciones, en apoyo a este sector tan importante”, argumentó el Ing. Arturo Saborío Céspedes, jefe del Programa Nacional Moscas de la Fruta del Servicio Fitosanitario del Estado.

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