El Ministerio de Agricultura y Ganadería, el Ministerio de
Ambiente y Energía, con apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), evidenciaron hoy que una agricultura
sostenible y resiliente frente al cambio climático es posible.
En el evento paralelo realizado en la Reunión preparatoria para la
Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre cambio
climático (Pre COP25), se presentaron dos experiencias que el país ha llevado
adelante con éxito como parte del plan para convertirse en una economía baja en
emisiones.
Costa Rica ha logrado trazar una ruta para generar las condiciones
adecuadas para la transición a una economía baja en emisiones a partir de una
matriz energética limpia, un alto índice de cobertura forestal, inversión
social y una economía diversificada y abierta.
En el evento, llamado: “Experiencia de
Costa Rica en la transición a un modelo de desarrollo económico bajo en
carbono. Lanzamiento de una propuesta para el reconocimiento de los beneficios
ecosistémicos del suelo”, participaron los Ministros de Agricultura y
Ganadería, y de Ambiente, así como las Viceministras de ambas carteras y
Eduardo Mansur, Director de la División de Tierras y Agua de la FAO.
En la Pre COP25, se compartieron casos que surgen a partir de un
modelo de gestión integral para asegurar el beneficio económico, la reducción
de Gases de Efecto Invernadero (GEI), la protección de suelos y la conservación
de la biodiversidad, como el caso del cantón de Hojancha en la provincia de
Guanacaste y la cuenca del río Jesús María y Barranca en la vertiente del
Pacífico.
"Estos son dos ejemplos de lo mucho que el Sector
Agropecuario costarricense hace y puede seguir aportando en materia de
producción sostenible y sobre cómo hemos ido adaptando la producción de
alimentos al cambio climático y hemos avanzado hacia una producción
agropecuaria descarbonizada. Pero, la
agricultura necesita también ver cómo se transforman los mercados y se
convierten en mercados justos, que reconocen precios justos, a las 500 millones
de familias que producen alimentos para el mundo", expresó el Ministro de
Agricultura y Ganadería, Renato Alvarado Rivera.
Según explicó el Ministro de Ambiente y Energía,
Carlos Manuel Rodríguez, el Estado costarricense invierte más de $65 millones
anuales en el manejo y administración de las Áreas Silvestres Protegidas y
paisajes rurales, y $35 millones adicionales que se destinan a los pequeños y
medianos productores forestales que conservan los bosques en el marco del
Programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA), desarrollado con éxito desde
1997.
"Estos fondos públicos hacen que la protección
del bosque, la reforestación, la regeneración natural y la rehabilitación del
paisaje por medio de los sistemas agroforestales, permitan la reducción de
emisiones de carbono de forma eficiente. Tomemos
en cuenta que un alto porcentaje de la cobertura forestal costarricense es propiedad
de pequeños y medianos productores privados y comunidades indígenas. A estos
últimos, se les ha trasladado aproximadamente $570 millones desde 1997 hasta el
2018 para la creación y desarrollo de capacidades colectivas por el
servicio que fijación de carbono que prestan sus bosques", añadió.
“El país muestra que, sí es
posible alcanzar el desarrollo sostenible a través de soluciones basadas en la
naturaleza que no solo representan ventajas para el medio ambiente, de cara a
un clima cambiante, sino que además son una opción para el desarrollo económico
y social”, comentó Adoniram Sanches, Coordinador Subregional de la FAO para
Mesoamerica.
Ejemplos
de restitución de un territorio con identidad, valores y autonomía
El cantón de Hojancha logró grandes progresos en la dimensión
ambiental, humana y económica, gracias a una estrategia de desarrollo integral
en la que se creó un sistema de gobernanza público-privado con amplia
participación de la sociedad civil, que fortaleció el accionar del gobierno
local.
En la dimensión ambiental se evidenció la recuperación del recurso
hídrico, la reducción de la erosión, reforestación, transformación del paisaje,
asimismo la cobertura forestal aumentó en más de un 40%.
A nivel económico, se generaron nuevas fuentes de empleo en ganadería,
agricultura, turismo, mientras que hubo un aumento en la diversidad productiva,
y se lograron mecanismos para facilitar el acceso al crédito. Consecuentemente,
se consolidaron microempresas forestales y se sembraron más de 400 ha de café
en sistemas sostenibles que permitieron el desarrollo de marcas para la
exportación de café.
A nivel social, también se transformó la visión de las nuevas
generaciones con una conciencia ambiental enfocada a reconocer los impactos
positivos de los servicios ambientales. Durante ese proceso, se fortalecieron
las organizaciones de productores y la sociedad civil mediante el
empoderamiento de jóvenes y mujeres.
Por otra parte, mediante un Plan de Manejo de la Cuenca Jesús
María, se trabajó en la disminución de la erosión y degradación de los suelos
mediante acciones de conservación, además se implementaron prácticas
silvopastoriles, diversificación de cultivos, reforestación, la protección del
recurso hídrico, el desarrollo de actividades productivas, bajas en emisiones y
el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y nutricional de las familias
locales.
Cabe rescatar que productores y productoras locales han logrado un
mayor acceso al crédito y se aumentó la participación de las mujeres en
proyectos de emprendimiento de la comunidad.
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