Luis Felipe Arauz Cavallini
Ministro de Agricultura y Ganadería
El
15 de mayo, día de San Isidro Labrador, se celebra en nuestro país el Día del
Agricultor Costarricense, un merecido homenaje a las personas que trabajan día
a día para obtener los frutos de la tierra, generando riqueza y empleo, llevando
alimento a las mesas de los costarricenses.
Todos
tenemos clara la conexión entre los productos agrícolas que comemos y el
trabajo de los agricultores. Granos,
frutas, hortalizas, carne, leche y otros productos agrícolas se hacen presentes
en nuestras mesas todos los días gracias a su trabajo duro, tesonero, riesgoso
y a menudo heroico, como lo hemos visto con las últimas calamidades naturales
que han afectado al agro.
Sin
embargo, la conexión no es tan evidente con los productos de la agroindustria.
Por eso vale la pena recordarla. Para esto usaré como ejemplo la popular “chocoleta”,
ícono de una cooperativa que se ha ganado un lugar de preferencia en el alma
costarricense: la Cooperativa de Productores de Leche Dos Pinos.
Es
necesario recordar a pequeños y grandes que, al consumir este popular helado,
estamos consumiendo el fruto del trabajo de algún productor lechero, que en
horas de la madrugada ordeña sus vacas, que enfrenta las inclemencias del
tiempo, de la sequía, o del exceso de
lluvia, de las cenizas del volcán Turrialba. Estamos disfrutando el producto de
los afanes de quienes cultivan la caña de azúcar, personas trabajadoras que,
además de los problemas de origen natural, deben enfrentar la competencia de azúcar
importada a bajo precio, por factores que nada tienen que ver con la eficiencia
de nuestra producción. Estamos saboreando el
cacao producido por nuestros pequeños agricultores y agricultoras de
nuestra región Caribe, o de la Zona
Norte o la Zona Sur, igualmente golpeadas por el fenómeno El Niño, o por
enfermedades como la monilia.
Personas trabajadoras. Personas heroicas. Personas merecedoras del apoyo del
gobierno y de la ciudadanía.
Similares
conexiones podemos hacer con cientos de productos de nuestra agroindustria que
utilizan materia prima local, como quesos y otros lácteos, mermeladas, jugos,
salsas, embutidos, y muchos productos más.
La
conexión de la agricultura con el resto de la vida nacional trasciende lo
agroalimentario. Un ejemplo de ello es la relación del agro con el cambio
climático. Cada vez más agricultores y ganaderos se esfuerzan por producir en
forma responsable con el ambiente, convirtiendo sus sistemas de producción en
agentes de mitigación del cambio climático, haciendo de Costa Rica un
laboratorio viviente, prueba de que es posible producir con eficiencia sin
contribuir al calentamiento global. Si los países que producen las mayores emisiones
siguieran nuestro ejemplo, las metas del Acuerdo de París estarían más cerca de
cumplirse. Esta contribución, basada en este nuevo esfuerzo de nuestro sector
agropecuario, debe reconocerse.
Finalmente
debemos reconocer la contribución del agro a la paz social de Costa Rica. La
producción agropecuaria y pesquera dinamiza la economía nacional, genera empleo
y distribuye riqueza, particularmente, pero no exclusivamente, en las zonas
rurales, creando bienestar y estabilidad social.
Por
lo anterior, y por muchas razones más, el Día del Agricultor es una celebración
trascendental, que nos recuerda la conexión vital del agro con el resto de la
vida nacional. Por este medio deseo expresar nuestra gratitud, nuestro respeto,
nuestro homenaje y nuestra felicitación a las personas vinculadas a la
producción agropecuaria y pesquera.
Comentarios
Publicar un comentario