SENASA realiza operativos en Sarapiquí y Santa Ana para protección de consumidores y el control del robo de ganado



El Servicio Nacional de Salud Animal SENASA, del Ministerio de Agricultura y Ganadería, en coordinación con la Fuerza Pública, Ministerio de Salud y funcionarios de la Policía de Tránsito, realizaron recientemente un despliegue de operativos, tanto en la zona norte, específicamente en Sarapiquí, como en Santa Ana, San José.
 
Los operativos en Sarapiquí abarcaron la inspección en establecimientos de venta de productos cárnicos como carnicerías, supermercados y fondas bananeras.  Las inspecciones se realizaron con el propósito de confirmar el origen y las condiciones de inocuidad de las carnes, para así poder detectar aquellas de dudosa procedencia y controlar el destace ilegal de animales, sobre todo por el incremento de robo de ganado en la zona.

En Santa Ana, los operativos se llevaron a cabo en carretera, para inspeccionar y verificar que los vehículos que circulaban por la zona contaban con el Certificado Veterinario de Operación (CVO), cumplían con las temperaturas y la infraestructura adecuada para el transporte de productos de origen animal.

“SENASA lleva a cabo estos operativos con el fin de garantizar productos saludables a los consumidores verificando las condiciones sanitarias de las mercancías y su trazabilidad, además de asegurar el origen legítimo de los productos cárnicos y con ello contribuir al combate del robo y destace de ganado” indicó Federico Chaverri Suárez, Director General del SENASA.

Como resultado de la inspección en carretera, se encontraron 14 vehículos que transitaban con productos de origen animal y se emitieron 7 ordenes sanitarias, en su mayoría por faltas menores.

Con lo que respecta al operativo de establecimientos en Sarapiquí, se inspeccionaron 26, de los cuales, 9 eran carnicerías, 7 fondas y 11 supermercados. Se decomisaron 46 kilos de carne, de estos 40 por matanza ilegal y de la especie porcina; los otros 6 por problemas de conservación y en mal estado.

Según la Organización Mundial de la salud (OMS), se estima que cada año las enfermedades de transmisión alimentaria o hídrica cobran la vida de 2,2 millones de personas, en su mayoría niños.

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