Tras investigación del MAG Más de 50 familias guanacastecas, desempleadas por la pandemia, cultivarán hortalizas para reactivar sus economías.

 ·       Pruebas piloto se realizaron en Carrillo, con distintas variedades de cebollas, tomate, lechugas, apio, culantro, ayote, zucchini, kale, vainicas, zanahoria, brócoli, cebollinos, entre otros.

·       Familias reciben apoyo de la fundación Creciendo Juntos para desarrollar sus huertas caseras.

El Ministerio de Agricultura y Ganadería, en alianza con la Fundación Creciendo Juntos, impulsa un proyecto de huertas caseras, en el que 53 familias guanacastecas, que antes de la pandemia dependían de la actividad turística, se dedicarán ahora al cultivo de hortalizas para reactivar su economía sembrando y comercializando su cosecha.


El proyecto se desarrolla luego de una investigación llevada a cabo por extensionistas del MAG, en 18 fincas del cantón de Carrillo, que determinó que distintas variedades de hortalizas se adaptan y pueden cultivarse en esa región del país, con calidad incluso para exportación, siguiendo las recomendaciones técnicas de los expertos del Ministerio y aplicando tecnologías como riego por goteo y microorganismos para control de plagas.

“La validación de la investigación se está haciendo con 18 productores.  Evaluamos 14 híbridos de cebolla, 12 híbridos de tomate, 8 híbridos de chile y 8 híbridos de pepino. Además, lechugas, cebollino, apio, culantro, dos variedades de ayote, zucichni, kale, vainicas, repollo, zanahoria, brócoli y coliflor. Podemos contar ya, en nuestra región, con estos materiales adaptados y demostramos que pueden llegar al mercado con excelente calidad”, aseguró Fernando Espinoza Zing, extensionista del MAG, en Carrillo.

Actualmente, se preparan los viveros y terrenos para que el resto de las familias inicien el primer ciclo de cultivos en diciembre, y cosechen a partir de febrero.  Las semillas provienen de Israel, Brasil, Estados Unidos, España y Holanda.

Alexis Dávila Ruiz, transportista turístico; y Andrea Díaz Vallejos, administradora, son dos de los beneficiados con esta iniciativa.

“Antes me dedicaba al turismo. Desde el primer día que se cerraron los aeropuertos, quedamos en cero ingresos, debido a la pandemia.  Entonces, tomamos la decisión de ver qué hacíamos y encontramos en las hortalizas una forma de vivir. No pensábamos que podríamos producir tan buen producto en un área que tradicionalmente no se usa para esto”, contó Dávila Ruíz.   

Por su parte, Andrea afirma que el proyecto le brinda una luz de esperanza para el próximo año. “Cuando conozco el proyecto, me da mucha emoción saber que me da una luz para el otro año. Aquí voy a sembrar tomate, chile, culantro, es diferente. Además de autoconsumo, podré vender los excedentes. Sí me veo, en el 2021, 100% agricultora”.  


Ronald Pizarro Marín, representante de la Fundación Creciendo Juntos, asegura que esta es una forma de enseñar a las familias a pescar su propio sustento. “Conocimos este proyecto de producción de huertas caseras, donde la familia pone la mano de obra y nosotros ponemos el apoyo. Esa es la idea, que ellos tengan autoconosumo y puedan vender su excedente. Es una oportunidad de darles la mano en esta crisis de la pandemia, y que tengan una entrada económica en su hogar. Para nadie es un secreto que hubo despidos de personas, suspensión, entonces, esto es una alternativa ante la necesidad de trabajo que hay en Guanacaste”, indicó.

Estas 53 familias son parte de un grupo de más de mil que han recibido diarios y alimentos de parte de la Fundación.

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