Feria de la Semilla resalta el conocimiento tradicional indígena en el uso de semillas

·       Feria de la semilla en Boruca permitió a personas de los territorios indígenas del sur del país y a instituciones del Estado conversar sobre técnicas de manejo y conservación.

·       Mujeres indígenas compartieron sus experiencias productivas, cosmovisión y los desafíos que enfrentan en sus comunidades.

09 de octubre, Puntarenas. Este sábado se realizó la Feria de la Semilla en Buenos Aires de Puntarenas, con el propósito de intercambiar conocimientos tradicionales y técnicos en la conservación de semillas criollas y así proteger las especies locales en los diferentes territorios indígenas del sur del país.    

“Esta semana anduvimos por los territorios indígenas de Pérez Zeledón y Buenos Aires y hemos podido confirmar cómo en medio de la pandemia por la COVID- 19, las personas indígenas se han aferrado aún más a la tierra para producir y salir adelante. Por ello, compartimos sobre sus requerimientos para fortalecer sus iniciativas productivas, respetando la riqueza cultural y el conocimiento ancestral. Como sector tenemos la extraordinaria oportunidad de seguir apoyándoles, más ahora que se ha iniciado la aplicación de la ficha agro en las primeras comunidades”, expresó el ministro de Agricultura y Ganadería, Renato Alvarado Rivera.

Durante la feria se realizó un intercambio de semillas por medio de gestiones de la Oficina Nacional de Semilla y en correspondencia con las dinámicas agroculturales y los sistemas de producción. Además, se tuvo la oportunidad de intercambiar conocimiento de instituciones como el Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Comisión Nacional para la Gestión de la Biodiversidad

(Conagebio) con organizaciones de los territorios como Ye Yamipa de Salitre y Finca Loroco de Talamanca que fue invitada como exponente de su iniciativa sobre bancos de semillas.

“Los sistemas tradicionales de producción indígena han demostrado que a partir del conocimiento es posible tener un sistema resiliente y sostenible por muchas generaciones, y por medio del Programa Mesoamérica sin Hambre se ha trabajado en potenciar y fortalecer lo que las comunidades han ido perdiendo por la inclusión de otras culturas, sistemas económicos y sectores. Por lo tanto, este fortalecimiento ha buscado utilizar economías mixtas que permitan robustecer la base de la seguridad alimentaria, pero también incluirnos a un mercado mixto que nos permita una mayor comercialización y generación de nuevos ingresos”, señaló Dónald Rojas, presidente de la Mesa Nacional Indígena.

También se tuvo oportunidad de hablar del valor nutricional y sociocultural de las semillas, entendiendo que son la base de los sistemas agroalimentarios sostenibles; estos sistemas son aquellos en los que se dispone de una diversidad de alimentos suficientes, nutritivos e inocuos a un precio asequible para todas las personas, y en el que nadie pasa hambre ni sufre malnutrición.

“Se ha demostrado que las mujeres con los mismos recursos que los hombres, pueden producir hasta un 30% más, por eso es fundamental garantizar las condiciones necesarias que les permitan a todas las mujeres mejorar sus emprendimientos, y en particular a los pueblos indígenas, quienes se enfrentan a una gran desigualdad en el acceso a la tierra, a recursos financieros que tomen en cuenta sus especificidades culturales y de tenencia de la tierra en territorios indígenas, insumos de trabajo y acompañamiento técnico que parta de la visión de desarrollo que ellas tienen y quieren para sus familias y para fortalecer los procesos colectivos de los territorios en cuanto a alimentación y sistemas tradicionales de producción; eso es lo que hemos estado impulsado desde el Programa Conjunto, proyecto de cuatro agencias de las Naciones Unidas, el cual es liderado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en el cantón de Buenos Aires”, comentó Andrea Padilla Arce, representante asistente de programas de la FAO en Costa Rica.

La actividad también facilitó dos diálogos interculturales que se realizaron en el marco de conmemoración del Día internacional de la Mujer Rural y el Día Mundial de la Alimentación bajo el lema “nuestras acciones son nuestro futuro”, esto último coincide con el 76° aniversario de la FAO y el mes de celebración de la ONU.

Estos diálogos permitieron que mujeres indígenas compartieran sus experiencias productivas, cosmovisión y los desafíos que enfrentan en sus comunidades para avanzar en el fortalecimiento de los derechos indígenas en cuanto al acceso, uso y protección de sus recursos y saberes.

La feria fue organizada por la FAO, por medio del Programa Mesoamérica sin Hambre- AMEXCID y el Programa Conjunto: fortalecimiento de la Estrategia Puente al Desarrollo con perspectiva de género y ambiental; el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la Oficina Nacional de Semillas (ONS), el Consejo Nacional de Producción (CNP) , Fundecooperación, la Mesa Nacional Indígena, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) por medio de su proyecto Paisajes Productivos y la Conagebio.

Durante la semana, también se realizó una gira a China Kichá en Pérez Zeledón; Cabagra, Salitre, Térraba, Boruca y Rey Curré en Buenos Aires, con participación del ministro de Agricultura y Ganadería, Renato Alvarado Rivera, y Ángel Jiménez Segura, presidente ejecutivo del CNP, quienes compartieron con diferentes organizaciones y asociaciones indígenas con el fin de mejorar el acompañamiento técnico que se da a las personas productoras indígenas en la producción y comercialización de sus productos, con base en criterios de pertinencia cultural.

En la gira se concretó la primera entrega de 8.600 unidades de plátano producido por productores de Rey Curré, afiliados a la Asociación de Desarrollo de ese territorio indígena, al Programa de Abastecimiento Institucional (PAI) del CNP.  Se espera mantener un abastecimiento de 1700 unidades semanales.

Profesionales del CNP, en conjunto con la FAO y el MAG trabajan desde junio con las personas productoras indígenas de la región Brunca, con el fin de apoyarlos en la producción y comercialización de sus productos, a través de un mercado seguro y a precio justo.

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